Esta noche he viajado camino de la Luna, una Luna que estaba en un punto del Polo Norte, inmersa en nuestro mundo pero alejado de la Tierra. Yo era astronauta, en mi viaje solo unas botas y un largo ascenso ladera arriba.
El punto de partida un refugio con grandes ventanales, a través de ellos se ve la inmensa bola, pequeñas luces dando vueltas sin parar, los contornos de tierra y mar se inclinan cadenciosamente ante mis ojos a la espera de la ansiada llegada.
Inicio el ascenso por la montaña rocosa, una montaña que no termina, la noche clara y el frío en aumento.
Es un viaje al corazón del silencio, las fuerzas al límite, trazando la ruta.
Esta noche he perdido los pasos por el camino, adentrándome en la búsqueda de la grandeza del astro imponente, el reflejo gris ha sido la guía, el misterio la carta astral, y un punto helado la meta en la que esta noche he guardado mis sueños.
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