
Era un hada, una rosa delicada, faz albina, cara angelical, ojos brillantes, ternura en su mirada.
Fue un juego, fue una apuesta, un pulso al azar que decantó la moneda hacia el otro lado, perdiendo mucho, ganado más aún.
Hace dos años, casi dos años... con guiño pícaro me miró a los ojos y sin titubear cogió mi mano, luchó por mí, contra mí, contra todo. Cerré los ojos.
Después de este tiempo he vuelto a abrirlos para ver que el temblor que me sacudía ya no es muerte sino vida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario