Allí estaba Fruida, ante un espejo la colegial encontró a su imagen más bella y la imitó en un baile sensual y cadencioso, reflejo de su yo emergido del mismo cuerpo, tan igual pero tan ajeno, sacando el perfume fuera del cristal y cobrando vida propia.
Las 1000 Fridas revoloteando por el escenario a golpe de flamenco: Frida se mira en el espejo juguetona, y tras la derrota se mira rota de dolor. Friducha, la bella paloma viajera que dejó sus llantos entre dos continentes y muerta la esperanza voló con sus manos para hacer arte. De Frida salen 1000 Fridas que aman, viajan, bailan, crean, se enfadan, lloran y callan.
Y frente a ella yo, perpleja, admiraba las formas de la dama surgida de la nada, después de tanto tiempo deseada. Tomó forma, tomó altura, y mi Frida ensoñada nació de la nada en forma de baile.
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